A través de algún post, ya os he enseñado los rincones de Balad, el casco histórico de Jeddah, sin embargo, en nuestra última visita ha sido muy especial. En primer lugar, todavía se estaba celebrando el Ramadán, así que Balad lucía engalanado para la ocasión. Había puestos de comida, esperando a ser ocupados en cuanto pudiesen romper el ayuno, luces, banderines...
Por otro lado, dando un paseo, nos encontramos con que la Mezquita Al-Shafi, que estaba siendo restaurada, ya estaba abierta. Nos acercamos a la puerta, para curiosear un poco (los no musulmanes no pueden entrar, al menos en Arabia), y para nuestra sorpresa, un hombre que estaba allí, nos dijo que nos adentrásemos un poco, para poder tomar alguna foto. Esta mezquita tiene el minarete más antiguo de la ciudad, y es uno de sus más importantes sitios islámicos.
Según los arquitectos y arqueólogos, la mezquita, con su diseño cuadrado y un patio central abierto para la ventilación, se construyó durante los primeros días del Islam (nuestro siglo VII d.C.). Se utilizaron lodos marinos, ladrillos de piedra y madera, todos ellos materiales básicos utilizados en Jeddah en el momento.
Antes de iniciar su restauración, se hizo un estudio arqueológico con el fin de garantizar la protección de sus antigüedades, para evitar los daños, dada la delicadeza de los materiales y el valor histórico.

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